Menudas Navidades tan raras... las fiestas en fin de semana, entre semana al trabajo, los niños en casa deseando hacer miles de planes porque para ellos son sus vacaciones, hay que hacer un montón de compras y de recados con la ciudad hasta arriba de colas y atascos... en medio de este lío, cuesta hacerse a la idea de la naturaleza de estas fiestas, e incluso a veces nos cuesta disfrutarlas.
A veces nos agobia pensar más en todo lo que tenemos pendiente, que en planear y aprovechar cada rato que tenemos libre, sobre todo con nuestros hijos, para hacerles realmente especiales estos días, como recordamos que fueron nuestras navidades cuando éramos pequeños.
Llevo varios días como loca buscando la manera más barata de "encargar" a los reyes uno de los regalos de mi hijo el de 6 años: la equipación de Ozil. Que si el corte inglés, si la tienda Bernabeu, que si la mitad lo paga el padrino, que si ya se ha pedido muchas cosas, que si los venden de 2ª mano... al final, cayendo, ejecuto el encargo, con mucho cargo de conciencia y dolor en mi bolsillo.
Esta mañana, mi pequeño Jorge me dice: "mamá, me gustaría tener una peonza", y va y tacha en la lista de los reyes "traje de Ozil" y escribe "peonza", ¡¡¡ ni si quiera una de esas bayblade tan de moda!!! una normalita, vaya, de los chinos!!
Yo sonrío, a parte de por los casi 80 € que me voy a ahorrar, porque es verdad que a veces nos volvemos locos, que pensamos que la ilusión se compra con dinero, que lo mejor es sinónimo de que tengan lo que quieran, con comprar y gastar y qué sé yo. Que el patio no está para bollos. Que no está demás que estos Reyes nos dejen un poco de sobriedad y que repartan más por ahí donde lo necesiten, y que no está demás que nuestros pequeños tengan un poquito de menos, que no lo van a notar y nos vamos (y los vamos) acostumbrando a tener sólo lo necesario.
No nos volvamos locos